Medios de Comunicación
En sus viajes por las regiones del río Han, Tsu-Gung vio a un anciano labrando la huerta. Había excavado un caz de riego. El hombre bajaba al manantial, llenaba un recipiente con agua y lo vertía a brazo en el caz. Si sus esfuerzos eran enormes, los resultados parecían muy mezquinos.
Tsu Gung le dijo: “ hay otro medio por el que podrías alimentar cien cazes en su solo día, y podrías hacer mucho más con poco esfuerzo. ¿ quieres que te lo diga?. Alzose el hortelano, lo miró y dijo: “ ¿qué medio puede ser ese?”
Tsu Gung replicó: “ Toma una pértiga de madera, ligera de una punta, con un peso en la otra, de este modo podrás sacar agua tan de prisa que se derramará. Eso es llama una zangaburra”.
El enojo asomó al rostro del anciano, quien dijo: “ He oído decir a mi maestro que cualquiera que emplee una maquina hará todo su trabajo como una maquina. Al que hace su trabajo como una maquina, el corazón se le vuelve una maquina, y el que lleva en el pecho un corazón como una maquina pierde su sencillez. El que ha perdido su sencillez se sentirá inseguro en las luchas de su alma.
“La inseguridad en las luchas del alma no se aviene con el sentido honesto. No es que no conozca tales cosas; es que me avergüenza usarlas”.
- Chuang-Tzu
Filosofo Chino. 500 a.c
I. Introducción
… él se enfrasco tanto en su lectura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro, y los días de turbio en turbio: y así del poco dormir y del mucho leer se le seco el cerebro, de manera que vino a perder el juicio…
- Don Quijote de la Mancha
El cambio de siglo ha traído consigo importantes modificaciones tanto en el modelo económico, político como social en Occidente. Internet y los nuevos avances en las telecomunicaciones han hecho posible este cambio. En una década hemos pasado de un sistema capitalista clásico, regido por la ley de la oferta y la demanda a un nuevo capitalismo, donde prima el consumo de productos, muchas veces compulsivo, para que el sistema siga funcionando.
En los albores de la Revolución Industrial C. Marx planteaba que existía una relación fetichista① con la mercancía, es decir que realizamos una sustitución inapropiada del objeto deseado, reemplazando la meta normal por algo que guarda relación con ella. El sustituto es, en general, una parte poco apropiada para el fin concreto, o bien es un objeto que mantiene una relación demostrable con la meta, y nos sigue diciendo Freud, se ha comparado este sustituto con el fetiche en que el salvaje ve encarnado a su Dios.
Si la mercancia es el Dios de los salvajes, los Medios de Comunicación son los transmisores del mensaje divino. Pasamos una media de cuatro horas viendo la televisión, cuando se dirije o regresa del trabajo escucha la radio en su coche, por la noche lee el periodico y en sus ratos libres navega por Internet buscando información o entretenimiento.
La ultima variable, es el mensaje. La maxima en psicología que tras toda queja hay una demanda se puede aplicar en este contexto como tras todo Medio de Comunicacion hay una demanda.. de consumo. Por ver la televisión, por ejemplo, no pagamos nada y tampoco nos obliga a comprar ningún producto, aunque es evidente que cualquier programa que vemos tiene un costo bastante alto. Son las empresas mediante la publicidad las que pagan la programación, convirtiendo como explica Javier Echevarria② (1999) el ocio en trabajo productivo normalmente sin conciencia por parte de los ociosos-trabajadores ya que el espectador frente al televisor no compra lo que se le ofrece en la pantalla, sino que consume gratuitamente y a distancia una imagen (auditiva o visual de la mercancía).
El consumo se materializa en un disfrute de la imagen, una adicción y la interiorización de la marca, del logotipo o del lema publicitario que acompaña al producto, que posteriormente le dará un valor subjetivo, frente a otros productos y marcas de iguales características.
Esta asimilación se lleva a cabo por profesionales de marketing y publicidad que visten a sus mercancías con bellas modelos, personas famosas, creando lo que se denomina una imagen de marca, y cuya producción y distribución es muy costosa. Sin embargo resulta gratuita para el consumidor que durante sus horas de ocio frente a la televisión, o en las vallas publicitarias que hay camino del trabajo, consume de una manera subliminal.
Esta gratuidad, muy costosa para las empresas, solo puede explicarse porque su consumo por parte de los Telepolitas③ produce una nueva mercancía que elaborada, administrada y vendida por las empresas televisivas, radiofónicas, telefónicas o de Internet les resarce de los costes productivos.
La nueva materia prima se denomina telesegundo, es infinitesimal y por tanto despreciable, es la conversión del tiempo en mercancía, y aunque cada persona, o familia frente a la televisión solo aporta un granito de arena (por lo que no puede reivindicar la parte proporcional de los beneficios que produce), el mercado engendrado por cada telefamilia en su conjunto es muy considerable.
Aunque la imagen del producto es vendida por las grandes compañías de televisión, el teletiempo solo tiene valor en tanto es consumido por una gran masa de espectadores, lo cual lo relaciona a su vez con el mercado que es capaz de crear. Este mercado tiene un precio y la capacidad de crearlo es una materia prima puede ser manufacturada y vendida a distintas empresas.
La buena o mala gestión de ese capital creado decidirán si es rentable o no la empresa; pero el mercado existe porque el tiempo de ocio ha crecido tanto que se ha convertido en tiempo de trabajo. En el telemercado el hecho de estar frente al escaparate produce mercancía, basta con recordar los angustiosos mensajes de los presentadores de programas al dar paso a la publicidad “No se vayan, enseguida volvemos”.
La importancia social de este cambio estrategico en el sistema economico actual y los Medios de Comunicación han producido una asociación semejante a la de los perros de Pavlov, asociando un estimulo ambiguo como era una campana o es ver la televisión, con otro positivo como era la comida, o nuestro caso, el de consumir.
Al igual que en el experimento, los televidentes llegan crear una relación de dependecia, sintiendo una liberación a estar frente a ella y una gran frustración ante la imposibilidad de consumir la dosis diaria de la televisión en particular, pero cualquier Medio de Comunicación en general.
Los nuevos productos
Junto con las nuevas practicas de consumo, se han creado una serie de productos y servicios nuevos. Nacidos al abrigo de la informatica e Internet, son los que califican de virtuales. La caracteristica principal es la desaparicion del objeto como tal para centrarse en el contenido emocional. Disociando la realidad fisica de la virtual, eliminando las limitaciones fisicas. Crea una actitud de conducta sin consecuencias reales. Un mundo personalizado que perfectamente puede complementarse con el mundo real.
Así cuantas mas satisfacciones nos ofrezca el mundo real, menos requeriremos de un mundo virtual que nos complete. Y al contrario cuanta mas frustración nos ofrezca la realidad cotidiana, mas acudiremos a la cibernética④ para liberarnos.
Freud encontró que dentro del ser humano conviven lo que denominó: el yo ideal y el ideal del yo. La disonancia entre ambas, entre lo que se quiere ser y lo que se es, causa un estado de ansiedad y cuando la distancia entre ambas entidades es excesivamente lejana provoca frustración, un sentimiento de impotencia provocado por la incapacidad de cumplir las expectativas puestas en la obtención de un logro.
La frustración es un sentimiento que aunque se produzca en un área de la persona (como por ejemplo en la faceta laboral) se extiende hacia otros campos del sujeto llegando a considerarse una personalidad frustrada.
Aunque el mecanismo del que habla Freud ha existido desde siempre, es ahora cuando mas podemos hablar de una Sociedad frustrada, debido en gran medida a que los modelos elegidos son fundamentes personajes de los medios de comunicación, personajes virtuales, no por el hecho de salir en la televisión, sino porque sus imágenes son manipuladas por ordenador en una postproducción que elimina ojeras, superpone músculo, rejuvenece a los protagonistas, etc. Ante un modelo tan perfecto, en un mundo imaginario hecho a su medida, con un guión perfectamente estructurado, ¿cómo podemos competir?
Es normal que las jóvenes se sientan gordas viendo la televisión, es normal que los jóvenes sientan la necesidad de ser otras personas en Internet, se sienten vacíos frente a los que los demás esperan de ellos en comparación con sus héroes de ficción. Y en general es normal que todos sintamos que nuestras vidas cada vez son un poco mas aburridas por culpa de unos Medios de Comunicación, que tan solo usan nuestra frustración para continuar vendiéndonos remedios milagrosos y elixires de la eterna juventud.
① Este término deriva de Fetiche (del portugués fetiço: hechizo) que alude a un ídolo u objeto de culto, de ciertos pueblos primitivos. A este objeto, al fetiche, se le atribuían propiedades mágicas derivadas de un Dios o de determinada persona.
② Los señores del aire: telépolis y el tercer entorno. Echevarría, Javier Ediciones Destino (1999).
③ Persona que pertenece a la nueva Sociedad de la Comunicación como define J. Echevarria.
④ Término acuñado por Norbert Wiener en su libro del mismo nombre de 1948, para denominar el “control y la comunicación en el animal y en la máquina”
Terminos útiles:
II. La vinculación primaria del niño: La Ciberniñera.
III. La victoria por saturación de los jóvenes.
IV. Epilogo